miércoles, 26 de septiembre de 2012

2. Cómo editar un libro: El original literario



El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) nos da nueve acepciones del término “original”, de los cuales sólo nos interesan dos para la elaboración de este artículo. Un original es, en primer lugar,  una obra de cualquier género producto del genio de su autor; es, además, un texto escrito que sirve de modelo para su reproducción.

En este breve artículo nos encargaremos exclusivamente de la segunda acepción: el original como texto modelo.  En el ámbito editorial el original es el primer paso en el proceso de la edición de un libro.  Roberto Zabala (2006), en El libro y sus orillas, distingue dos tipos de originales: el literario y el gráfico. Esta semana hablaremos del original literario.

Existen una serie de características generales  que el original literario debe reunir para facilitar el trabajo editorial.  A continuación enlistaremos las más importantes:

1.       Se deben utilizar hojas  de tamaño carta de papel bond, se recomienda este papel por su color y opacidad.  Se aconseja, además, utilizar hojas sueltas impresas por una sola cara.

2.       Escríbase a doble espacio. Cada página debe tener entre 27 y 30 líneas, con un promedio de 65 a 70 golpes por línea. Los cuatro márgenes habrán de medir unos 3 centímetros cada uno.

3.       A excepción del párrafo inicial de capítulo o de apartado, la primera línea de cada párrafo se sangrará, dejando un espacio de 5 golpes.  Si una cita textual supera los cinco renglones deberá separarse del cuerpo del texto, dejando un espacio antes y después, además de sangrar cinco golpes todo el texto citado.

4.       Entre los tipos de letra recomendados están Times New Roman o Arial, tamaño 12 (jamás deberá entregarse un original escrito a mano).

5.       Todas las hojas deben estar foliadas (numeradas) desde la primera hasta la última.  Las llamadas y notas deben indicarse con números volados,1  e incluirse al final del texto en hojas aparte.


Referencias: 
Zavala, Roberto (2006), “La orilla original” en El libro y sus orillas, México: UNAM, 107-155 pp.

martes, 25 de septiembre de 2012

El origen del español

¿Sabías que hace muchos siglos España también fue colonizada? Antes de llamarse España, en la península Ibérica o Iberia se establecieron paulatinamente diversos pueblos, cada uno con su propia lengua, cultura y costumbres. Todos, en diferente medida, contribuyeron a la que con el tiempo se unificaría como una sola lengua.

Entre los primeros habitantes de la península Ibérica tenemos a los cantabropirenaicos, quienes se asentaron en la región montañosa de los Pirineos. Se cree que una de las lenguas que hablaban era el vasco, la única que sobrevive en la actualidad.

De los Iberos o Íberos se tomó el nombre para la península: Iberia. Habitaron en parte de las costas mediterráneas y en la región meridional; al parecer provenían de las costas africanas. De los primitivos pueblos hispanos se les considera el más culto.

Desde Alemania llegaron los celtas en el siglo IV a. C., se establecieron en el noroeste de la península y en la región de la Sierra Morena. Formaron el pueblo celtíbero al mezclarse con los íberos en la parte central.
En la costa sur de la península, del lado del Atlántico los tartesos formaron su imperio, famoso por sus minas de oro, proveedoras en la construcción del Templo de Salomón.

En las costas del Mediterráneo los griegos, fenicios y cartagineses establecieron colonias comerciales.
Posteriormente la península ibérica es colonizada por el pueblo  que mayor aporte hizo a la lengua española: Roma. Por ley los habitantes de Iberia tenían que hablar latín, situación que se fue normalizando debido al contacto con los comerciantes, terratenientes, soldados y gobernantes romanos. Por siglos el latín se impuso en la ahora llamada por los romanos Hispania.

Cuando el imperio romano va decayendo los pueblos germánicos comienzan a ganar terreno. Al sur de Hispania se establecen los vándalos, los suevos y los alanos. Pero los que más influyeron con sus leyes, su religión cristiana-arriana y su lengua fueron los visigodos, quienes hablaban una mezcla de latín y de su propia lengua germánica.

De manera que para esta época la lengua hablada en Hispania era el incipiente romance hispánico; la diferenciación del latín vulgar o popular se acrecentaba más y más.

Más adelante, los árabes colonizan el centro y el sur de España, y durante casi ocho siglos (711-1492) introdujeron, además de una nueva lengua que vino a enriquecer al joven español, una nueva cultura, con grandes aportaciones en la arquitectura, la ornamentación, la agricultura, las matemáticas, la química, la medicina, la literatura y la filosofía.

Así, las lenguas de estos pueblos formaron el español, cada una en diferente medida:
  • 75% Latín
  • 10% Griego
  • 5 % Árabe
  • 10% Lenguas de substrato:
·         Fenicios y cartagineses
·         Germánico-visigodos
·         Gallego y catalán
·         Italiano, francés e inglés
·         Lenguas americano-precolombinas